Por: Angie Aguirre, Gerente Zonal Porcicultura - Pronaca
Es fundamental saber que los lechones nacen con tendencias anémicas. Al estar mojados y en un ambiente con una temperatura más fría con respecto a la del cuerpo materno, se exponen rápidamente a la pérdida de calor. Esto puede desembocar en hipotermia. Debido a la ausencia de una capa protectora de pelo, la cubierta de grasa subcutánea es fina y el sistema de termorregulación es inmaduro.
Por ello, la primera forma de ayudar al lechón es secándolo, ya que está con res- tos de membranas fetales adheridas a su cuerpo y hocico. Esto se puede realizar con toallas de papel o talco secante. Estas deficiencias fisiológicas marcadas es lo que dificulta su adaptación al nuevo medio en las primeras 24-72 horas de vida.
Se analizan varias prácticas de manejo, enfocadas en el bienestar del lechón y en el mejoramiento de la productividad. Estas incluyen: limpieza y secado, corte y desinfección del ombligo, provisión de calor (focos, calefactores, criadoras, planchas térmicas), colocación de lechones a mamar, corte de colmillos y cola, identificación y aplicación de hierro DUPLAFER.
Algunos productores no realizan todos estos procedimientos durante las primeras 24 horas, sino que esperan algunos días para evitar el estrés en los lechones de un día de nacidos. Lo importante es realizarlo máximo tres días después de su nacimiento.
El suministro de calostro es de suma importancia. Además de su alto valor nutritivo, es rico en inmunoglobulinas (anticuerpos), que actuarán directamente como defensas naturales en el recién nacido, aumentando la resistencia a las enfermedades a las que ha estado expuesta la madre. Los lechones toman calostro durante los primeros tres días de vida. Asimismo, el hierro es fundamental para la formación de la hemoglobina de la sangre. Los lechones nacen con pocas reservas de hierro, lo cual puede provocar anemia.