Aunque el concepto de bioseguridad resulte complejo e incluso ajeno para algunos productores, su aplicación es fundamental en toda industria.
Tener estructurado un programa de bioseguridad es el respaldo para el bienestar de la producción, sobre todo en negocios pecuarios, donde la salud de los animales es determinante para la calidad e inocuidad de los productos que llegan a la mesa del consumidor.
La prevención de enfermedades en la producción animal moderna requiere que se imponga un programa efectivo de Bioseguridad que controle las formas comunes de transmisión de enfermedades.
Los beneficios de tener un programa de bioseguridad se observan a mediano plazo y aunque si bien es cierto no elimina en cien por ciento la posibilidad de una enfermedad, sí reduce considerablemente el riesgo.
Para ser eficientes en bioseguridad es importante entender cuáles son los principios de transmisión de las enfermedades.
Los estudios han demostrado consistentemente que cerca de un 90% de las enfermedades en general, se transmiten de una granja a otra por personal contaminado, equipos o vehículos. Dentro de la bioseguridad existen tres principios esenciales para su ejecución.
Bioseguridad Conceptual:
Es necesario que todo productor tome en cuenta la zona o ubicación geográfica de su industria. Los centros de producción deben estar aislados de otros tipos de granjas y plantas, con bajas biodensidades y separación de centros poblacionales.
Bioseguridad Estructural:
Las edificaciones de las granjas y plantas deben poseer la estructura adecuada que permita un buen manejo, disposición y comodidad para los animales y los responsables de los centros de producción.
Bioseguridad Ocupacional:
Este principio permite un control estricto de los procedimientos de rutina que previenen el ingreso y diseminación de enfermedades dentro de las granjas. En esta etapa es importante la creación de un manual de bioseguridad.